RESEÑA DEL QUIJOTE DE BENALMÁDENA

RESEÑA:
MARCOS ANTONIO LÓPEZ ZARAGOZA, EL INGENIOSO HIDALGO DON
QUIJOTE DE LA MANCHA REGRESA A BENALMÁDENA (2022)

Marcos Antonio López Zaragoza, autor de esta novela corta, también conocido como
«el escritor de Benalmádena» por el gran aprecio que le profesa a este pueblo, al que le
rinde un emotivo homenaje en el libro que reseñamos, como ya se indica desde el propio
título. Esta narración no es su primera obra publicada, ya que posee una trayectoria
literaria en la editorial Círculo Rojo, donde ha publicado varios cuentos infantiles sobre
temas de actualidad, como la anorexia o el bullying, así como poemarios y otras textos
narrativos de diversa temática. Licenciado en Filología Inglesa, siempre tuvo una gran
admiración por los clásicos, sobresaliendo El ingenioso hidalgo don Quijote de la
Mancha y las obras de Shakespeare, autor al que también ha dedicado un libro.

La novela que tratamos vuelve a traer a la vida al mítico personaje de don Quijote,
reencarnado en un joven de dieciséis años, a principios de los años 90. La fábula está
compuesta, al principio, por los agradecimientos y un prólogo, que posee reminiscencias
con el inicio del Quijote en «La carta al duque de Béjar», pues, en esta ocasión,
textualmente, se destina «A los pisos de Béjar». Junto a esto, encontramos unos breves
poemas que procuran la conexión de esta novela con la obra de Cervantes. Es posible,
asimismo, establecer una estructura tradicional tripartita con el planteamiento, nudo y
desenlace, que se extienden en veintitrés capítulos, enumerados en números romanos.

En la primera parte, se presenta a los personajes, con un recorrido que alcanza los tres
capítulos iniciales. Se nos describe a Alfonso, el protagonista, como un adolescente
normal de catorce años, con la misma gran admiración que el autor hacia la obra
cervantina más célebre. No obstante, tras una trifulca con varios compañeros de su clase,
unos delincuentes juveniles, termina en estado de coma, ya que uno de ellos le arroja una
piedra a la cabeza. Dos años después, de una manera casi milagrosa despierta, sin
embargo cuando ocurre, piensa que es don Quijote y que su espíritu ha traspasado
cuatrocientos años a su cuerpo actual, por lo que se autoproclama como don Quijote de
la Mancha de Benalmádena. Como resultado, su familia decide actuar como si así fuera,
participando activamente en su delirio.
Con esta introducción que nos sumerge completamente en la historia, en el nudo,
compuesto por los siguientes diecinueve capítulos, hasta el XXI incluido, vemos las aventuras de este nuevo don Quijote junto con su amigo Pedro, que se hace pasar por
Sancho, disfrazados ambos por el pueblo de Benalmádena. Además, a ellos se añade un
nuevo personaje, Canela, la perra del protagonista, que también estará presente casi
constantemente en toda la novela. Y junto a ello, otro elemento nuevo será el medio de
transporte, no ya un caballo, sino un patinete eléctrico, nombrado “La espiga de Merlín”.
De este modo, en el correlato, se nos da la oportunidad de revivir momentos icónicos de
personajes del Quijote, como el de Cardenio. Al leer sus aventuras, el lector es capaz de
encariñarse con el personaje, disfrutando de sus andanzas y de los buenos actos que va
realizando por Benalmádena, aunque casi siempre terminen mal parados los
protagonistas, como su homónimo don Quijote, y el mismo Sancho.
Y así, el desenlace adviene en los últimos dos capítulos; y se debe a que en el capítulo
XXII se produce una digresión, una parada de las expediciones de los protagonistas, en
la que van a comer con un amigo de la familia de Alfonso, para hacerle recordar algo de
su antigua vida e identidad. A pesar de esto, no es capaz de encontrar sus recuerdos
perdidos, aunque, de igual forma, todo se endulza con un sentido del humor que nunca se
pierde, y este capítulo no iba a ser tampoco la excepción, pues las historias de Paco, que
es taxista, son hilarantes e ingeniosas. Entre este mismo capítulo y el último, en otro
intento para que Alfonso recupere la memoria, los padres quieren ponerlo en contacto con
María, antigua compañera de Instituto de su hijo y a la que considera como su «Dulcinea
de Benalmádena». En este punto termina la actual narración; esperando la segunda parte
canónica, sabremos qué sucede en ese encuentro tan esperado y si ello ayudará a Alfonso
a recuperar trazos de su memoria,.
En la novela, transitamos por diferentes lugares conocidos de Benalmádena: así, el
Parque de la Paloma, el Castillo de Colomares, el monte Calamorro o Puerto Marina. De
ahí que, en cierto modo, este libro pueda considerarse como una especie de presentación
del ámbito de Benalmádena con sus paisajes y monumentos emblemáticos, gracias
también a la breve descripción de estos lugares conforme van apareciendo.
Otro aspecto relevante del proceder novelístico se relaciona con el transcurrir del
tiempo. Pedro, que se hace pasar por Sancho, llega a un punto en el que a veces cree que
realmente es el mismo Sancho Panza, el inmortal escudero de don Quijote, sobre quien
tanto influye, generándose la simbiosis entre ambos personajes en esta novela. La clave
de ello, pues, se vincula al hecho conocido de cómo en el Quijote vemos que don Quijote adquiere pensamientos y actitudes más propios de Sancho, y este a su vez se «quijotiza»
a lo largo del texto cervantino.
De otra parte, también se traen a la luz reconocidos poetas españoles, como Antonio
Machado o Pablo García Baena, a quien se le dedica en forma de homenaje un capítulo
con el recuerdo de uno de sus poemas.
En definitiva, junto a lo expuesto, se trata de un libro en cuyos objetivos se encuentra,
asimismo, el fomento de la lectura y, sobre todo, una invitación a leer el verdadero
Quijote; por esta razón, el autor utiliza un estilo ameno y sencillo de entender, para dar
así pie al encuentro con la novela de Cervantes De hecho, hay un capítulo reservado
precisamente para este fin, con un episodio que sucede elocuentemente justo en el día del
libro, cuando se incita al lector a leer las aventuras ya universales creadas por Cervantes.

Concluyendo, la novela de Marcos López Zaragoza rezuma la gran devoción de su autor
por la literatura y por una de sus obras magnas. Por ello, busca esa motivación en los
lectores de acudir al gran clásico, trayéndolo a nosotros, a nuestra actualidad y hábitat,
para que podamos descubrirlo espontáneamente, una vez leída su nueva y fresca
perspectiva.

María del Carmen Conde Martín
Becaria de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada
Universidad de Málaga

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